
Janelly Farías quiere ser recordada por ser mucho más que una futbolista. La exjugadora del FC Juárez dice adiós a las canchas, pero no a su lucha por visibilidad, inclusión y representación.
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Este pasado fin de semana, Janelly Farías vivió su último partido como futbolista profesional. A los 35 años, la defensora mexicoamericana del FC Juárez colgó los botines tras una carrera que fue mucho más que una estadística.
Su legado se mide en sus logros sobre la cancha, sí, pero también en palabras valientes, en gestos de resistencia, en la fuerza con la que abrazó su autenticidad y en la manera en la que se convirtió en referente para miles, dentro y fuera del terreno de juego.
Nacida en Santa Ana, California, de padres mexicanos, Farías encontró en el fútbol una pasión temprana, aunque no necesariamente un camino claro.
“La Janelly de cuatro o cinco años no tenía una referente, no tenía modelo a seguir. Entonces, yo no sabía que era posible”, confesó en una videollamada al LA Times en Español. “Le diría que si tiene un sueño, un objetivo, que trabaje para conseguirlo, porque un día va a ser una persona importante, una persona que marque diferencia dentro del fútbol femenil”.
Desde su debut profesional en la Liga MX Femenil en 2019 con Chivas, pasando por América, Pachuca y finalmente Juárez, Farías acumuló 156 partidos oficiales, 22 goles y más de 13,000 minutos en cancha. Pero más allá de su aporte táctico, Farías fue una voz disruptiva. Abiertamente lesbiana, se posicionó como una figura influyente en la lucha por la inclusión en el deporte, rompiendo barreras en un entorno que no siempre fue generoso.

La exjugadora del FC Juárez dice adiós a las canchas, pero no a su lucha por visibilidad, inclusión y representación.
“Para mí no solo es lo que pasa dentro de la cancha en esos 90 minutos... hay cosas mucho más importantes que eso, que ganarte un trofeo. Para mí eso es vivir mi propósito, y si me preguntas qué es tu propósito, creo que es usar mi voz, mi plataforma para marcar diferencia”.
Ese propósito la llevó también a utilizar los medios como un nuevo escenario, pues ha incursionado como analista y narradora en televisión, algo que ve como una posibilidad para la próxima etapa de su vida.
Aunque su carrera en clubes fue notable, Farías recordó lo que significó para ella vestir la camiseta nacional. Su paso por la selección mexicana, donde debutó en 2007 y tuvo su última participación en 2021, dejó huellas imborrables.
“El representar a México para mí ha sido lo más bonito en mi carrera. Siempre que me tocó, lo viví como si fuera la primera y última vez. No te puedo ni explicar lo que se siente al salir del túnel portando la playera de México, el ver a mi familia en las gradas, el escuchar y cantar el himno nacional… ¡Guau! Es algo que voy a tener conmigo para siempre”.
El último silbatazo la encontró emocional, abrazando a sus compañeras, con la mirada húmeda y el corazón lleno.
“Fue un momento muy emotivo por muchas razones. Sentí felicidad por el apoyo, por mis compañeras, por el equipo… pero también tristeza, porque voy a extrañar jugar fútbol. No sé cómo lo voy a hacer para llenar este vacío que voy a tener, porque es la realidad”.
Sus palabras, entrecortadas por la emoción, fueron un homenaje al camino recorrido, pero también un acto de entrega total.
“Le di todo al fútbol. Siempre he sabido que esto no es para siempre. Y aunque me cuesta asimilar qué está pasando, lo vivo con agradecimiento… por todo lo que me ha dado, por las personas que he conocido, por mi equipo Juárez, que ha sido de las mejores decisiones de mi vida. Solo eso: gracias”.
— Janelly Farías, exjugadora de fútbol
“Le di todo al fútbol”, dijo Farías. “Siempre he sabido que esto no es para siempre. Y aunque me cuesta asimilar qué está pasando, lo vivo con agradecimiento… por todo lo que me ha dado, por las personas que he conocido, por mi equipo Juárez, que ha sido de las mejores decisiones de mi vida. Solo eso: gracias”.
La decisión de retirarse no fue repentina. Fue una despedida pensada, meditada, y sobre todo, necesaria.
“Ya llevo cinco cirugías: dos de hombro, dos de rodilla, una de tendón de Aquiles, más muchas lesiones, más todo el desgaste emocional de todo lo que he vivido”, explicó la mexicoamericana. “Estos últimos dos, tres meses fue como: ‘Ok, creo que ya tengo que priorizar otras cosas, tengo que pensar en mi salud a corto y largo plazo’”.
También ha tenido que navegar las aguas turbulentas del contexto político en Estados Unidos, país donde nació.
“La verdad, no me gusta hablar mucho de política, pero sí es triste ver lo que está pasando no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Un día parece que estamos bien y de repente estamos mal. Gracias a Estados Unidos tengo otra perspectiva de la vida, pero nos falta mucho camino por recorrer… Espero que las cosas cambien, que nos den nuestro lugar aquí”.
Farías es una mujer que ha aprendido a habitar dos mundos: el mexicano y el estadounidense. Y lo ha hecho sin renunciar a ninguno, construyendo una identidad que no se niega a sí misma.
“El simple hecho de poder ser ejemplo, de ser una mujer exitosa, de ser una mujer mexicana, exitosa, de ser una mujer mexicana, gay, abiertamente gay, es de lo más bonito en mi vida”.
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